miércoles, 17 de junio de 2009

1.3 – La Naturaleza del Pecado

1.3.1 – ¿Que es el Pecado?

Toda la creación esta establecida sobre el principio del orden. Yahweh no es un Dios arbitrario y todo lo que El hizo tiene un propósito y un lugar en el universo. Aun Lucifer, el ángel que empezó la rebelión, tenia un lugar; pero cuando llego a estar descontento con su oficio abuso de su libertad y empezó a decir, "Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo." (Isaías 14:13-14)

Satanás mismo, al rechazar el orden divino, se coloco en contra de la “Ley” del Altísimo. En ese tiempo la Ley no era algo que estaba escrito sobre algo; antes del pecado no había necesidad de un estándar codificado de comportamiento. Como Pablo escribió, “[la ley] fue añadida a causa de las transgresiones.”(Gálatas 3:19) La Ley es simplemente, en su nivel más básico, una descripción del principio del Amor. Los apóstoles enseñaron, “El Amor no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es el Amor.” (Rom 13:10) Cristo dijo, “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (Mat 22:37-40)

Los Diez Mandamientos son una descripción de la Ley que fue dada, en un formato estructurado a Moisés y de Moisés a Israel, (Nehemías 10:29) pero el pueblo de Dios siempre supo cuales fueron Sus requerimientos por la virtud de saber quien era El. (Gen 26:5) Antes y después de la cruz de Cristo, la “ley” es el estándar por la que podemos conocer que es “pecado”. De hecho, los apóstoles enseñaron explícitamente que, “Pecado es trasgresión de la ley.” (1 Juan 3:4b)

Por esta razón, algunos han llegado a la conclusión, “Si guardo la ley, complazco a Dios. Si obedezco en todo lo que el me dice que haga, El me favorecerá.” En cierto grado, Yahweh se complace en la obediencia, sin embargo el principal problema con esto es que el hombre en su estado natural no puede ni siquiera buscar la justicia de Dios y mucho menos practicarla, como vimos antes. Aquellos que tratan de guardar (cumplir) la ley con sus propios esfuerzos de voluntad, humanos y defectuosos, se frustran constantemente durante el proceso y se convertirán en hipócritas, legalistas o apostatas.

Entonces, ¿Que debemos hacer para ser salvos y escapar del Juicio que purificara al universo de todo pecado? El primer paso es entender lo que verdaderamente es el pecado. Si, es “la trasgresión de la ley” como Juan escribió pero en el pecado se encuentra un concepto mas profundo que este. En el lenguaje Griego, de donde se tradujo la epístola de Juan, la frase “transgresión de la Ley” fue traducida de una sola palabra: anomia. Esta palabra no significa literalmente “transgresión de la ley,” aunque es una traducción valida porque la transgresión es el resultado inevitable de anomia; pero anomia realmente significa “rebeldía, sin ley.”

El apóstol Juan nos dice que el pecado es un estado, una experiencia de hostilidad hacia la Ley. Es, como en el caso de Lucifer, un rechazo del orden armonioso de Dios y un mal-estar en el alma que causa trasgresión y actos pecaminosos.

Lo que los hipócritas y legalistas no pueden entender, aunque gran alivio les causaría, es que no pueden “deshacer” este estado de ser. Jeremías dice sobre el corazón natural lo siguiente, “Engañoso y perverso es el corazón más que todas las cosas; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9)

Pero lo que Yahweh le promete a Su pueblo es esto, “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis juicios, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:26, 27)

Noten que cuando la condición del corazón esta restaurada entonces “ustedes guardareis mis juicios.” En otras palabras, las acciones comienzan como consecuencia del saneamiento (restauración). Al hombre no se le pide de mas poder de la voluntad o de mas fortaleza personal; lo que necesita es una restauración del ser espiritual. Cuando un hombre es restaurado por completo (recreado) el resultado será un hombre justo, integro; cuando es rico, actuara como el hijo(a) sabio(a) y benevolente del Altísimo que fue creado para ser así.

Debemos recordar que tenemos un acusador. Las Escrituras dice, refiriéndose a aquel que perdió primero la gracia de Dios, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quien devorar.” (1 Pedro 5:8) Debemos recordar que aunque aceptemos este nuevo corazón y el espíritu de Dios, aun tenemos un pasado lleno de penas y faltas. Por esta razón, el acusador frecuentemente retendrá nuestras obras y hechos en nuestra cara y dirá, “¿como puedes pretender ser hijo del Rey Celestial? ¿Como puedes errar?” Las tentaciones vendrán, aun a los redimidos. Yahshua mismo, el Hijo de Dios fue objeto de todas las acusaciones y engaños posibles que los ángeles caídos le hicieron; “[Yahshua] fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15) Si vamos a vencer debemos tener bien claro la distinción entre la tentación y el pecado.

1.3.2 – El Pecado vs. la Tentación

Santiago escribe, “pero cada hombre es tentado cuando es llevado y seducido por su propia concupiscencia, entonces la concupiscencia después que ha concebido da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15)

Es importante definir nuestros términos; la palabra “lust”, traducida al español como “concupiscencia” o “ pasión” , en la Escritura no es un concepto uniformemente negativo. Cuando el Mesías dijo, “En gran manera he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca,” (Lucas 22:15) Yahshua estaba usando una forma de la misma palabra traducida aquí en Santiago 1 como “concupiscencia”

Es una palabra que simplemente significa, “deseo,” afinidad por ciertas cosas que un individuo quiere hacer. Naturalmente, no podemos ser tentados realmente con cosas que no queremos o no nos llamen la atención pero es vital para nuestra salud espiritual entender que el ser simplemente tentados por algo NO ES lo mismo que codiciarlo y mucho menos pecar.

Es cuando el deseo ha “concebido”, cuando ha sido llevado o se le permite morar en el corazón que el pecado da a luz y existe, solo así es cuando un hombre actuara de acuerdo con la tentación y concientemente cometerá un acto de trasgresión. Satanás, por supuesto, en su campaña para desanimar a los santos, le hará creer a los que buscan la justicia de Dios ‘que el experimentar una tentación es tan malo como ceder a ella y que por lo tanto la verdadera santidad es “imposible” aun para el corazón redimido’. Esto es una mentira satánica e intencionada para destruir la fe...podemos estar expuestos a algo inapropiado o peligroso pero si nosotros rechazamos ese pensamiento y nos alejamos de el “destruyendo especulaciones (imaginaciones) y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo,” (2 Cor 10:5) entonces permaneceremos puros.

1.3.3 – El Significado del Arrepentimiento

Muchos tienen la impresión que la palabra “arrepentimiento” significa una pena o tristeza por el pecado. Esta es una verdad a medias. El apóstol Pablo habla de dos clases de tristeza o dolor, una pena que es la del mundo y una “tristeza y dolor que es la de Dios” Pablo le escribe a una congregación, que el había reprendido anteriormente en una epístola, lo siguiente “Ahora me gozo, no de que fuisteis entristecidos, sino de que fuisteis entristecidos para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento para salvación, sin dejar pesar; mas el dolor del mundo produce muerte.” (2 Cor 7:9-10)

El arrepentimiento de acuerdo a Pablo no es lo mismo que la tristeza… el arrepentimiento es lo que esa “tristeza de origen divino” produce después y conduce a una vida nueva. El arrepentirse, específicamente, significa “cambiar de mente y actitud hacia algo mejor, reparar de todo corazón y aborrecer los pecados anteriores.[Concordancia, “metanoeo”] El arrepentimiento no solo consiste de un sentimiento de culpa sino de un cambio de mente, de propósito y una enmienda total de los pecados pasados, un regreso del error a la verdad.

El verdadero arrepentimiento no es meramente lo que las personas hacen “cada vez que pecan.” Juan dice sobre este evento, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y nos limpia de toda maldad.” (1 Juan 1:9) Si negamos que no hemos pecado en el pasado o decimos que somos inocentes cuando estamos convencidos por el Espíritu de un acto malo (versículos 6,8,10) no podemos recibir ayuda pero si cuando descubrimos la trasgresión la admitimos El no solo nos perdonara sino que nos limpiara de la plaga espiritual.

El Salmista escribió, “Así como está lejos el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.” (Salmo 103:12) Si verdaderamente nos arrepentimos de un pecado, resueltamente nos alejamos, entonces recibimos perdón y limpieza; y “si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” ( Juan 8:36)

Es importante entender la distinción que las Escrituras hacen entre los pecados concientes y los pecados que se cometen por ignorancia. Este es un concepto que no se ha enseñado ampliamente en el mundo Cristiano; muchos ni siquiera pueden distinguir entre una tentación y una trasgresión, y mucho menos disciernen entre los pecados que se cometen deliberadamente y los pecados que se cometen sin intención.

Juan, quien escribió mucho sobre este asunto, hizo una curiosa declaración, “Si alguno viere cometer á su hermano pecado que no sea de muerte, pedirá y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.” (1 Juan 5:16) Después de eso el escribe, “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no peca; mas el que es engendrado de Dios, se guarda á sí mismo, y el maligno no le toca.” (vers. 18) [RV Antigua 1909]

¿Qué significa esto? Para entender debemos darnos cuenta que Juan esta hablando sobre la expiación de los pecados, si permitimos que la Biblia nos diga lo que la Biblia significa podemos encontrar también otros lugares donde hablen de la expiación de los pecados. Encontramos esto en el Viejo Testamento donde las “reglas” para la expiación de las transgresiones están primeramente establecidas bajo el ministerio simbólico de los Levitas.

Moisés escribió, “y si una persona pecare por yerro [inadvertidamente, en ignorancia, sin intención], ofrecerá una cabra de un año por expiación. Y el sacerdote hará expiación por la persona que habrá pecado por yerro [sin intención], cuando pecare por yerro [sin intención] delante de Yahweh, la reconciliará, y será perdonada. Para el que es nativo entre los hijos de Israel, y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis una misma ley para el que haga algo por yerro [inadvertidamente]. Pero aquel que hiciere algo con soberbia [rebeldía, presuntuosamente, con intención] así el nativo como el extranjero, injuria a Yahweh; y esa persona será cortada de entre su pueblo. Por cuanto tuvo en poco [menosprecio] la palabra de Yahweh, y dio por nulo su mandamiento, esa persona será cortada: su culpa caerá sobre ella.”(Num 15:27-31)

Leímos la declaración de otro escrito Bíblico, “Preserva también á tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.”(Salmo 19:13)

Los sacrificios, como una examinación del Viejo y Nuevo testamento, son ofrecidos para dos clases de pecados: aquellos que son cometidos antes de venir al conocimiento de la verdad (Hebreos 10:26) y aquellos que han sido cometidos por algún grado de ignorancia. Los cristianos, aquellos que han recibido el conocimiento de la verdad de Yahweh, son declarados haber sido liberados de la esclavitud del pecado, por lo tanto Juan escribe “cualquiera que es nacido de Dios, no comete [deliberadamente] pecado, porque su simiente está en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”(1 Juan 3:9)

Examinaremos esta idea en mas detalle en un capitulo posterior, pero esto se relaciona con el carácter de Yahweh de esta manera: el Todopoderoso pago un precio infinito, sufriendo y muriendo en la Persona de Su Hijo, (2 Cor 5:19) para poder salvar la humanidad de (no en ) sus pecados. El corazón del creyente mismo es cambiado de manera que “no cometerá” deliberadamente pecados conocidos. Cuando tal individuo, en su caminar Cristiano descubra alguna previa transgresión de la que no se había dado cuenta, esta persona no debe sentirse condenada (Rom 8:1) sino recordar que tiene un Abogado intercesor para con el Padre, através del cual podemos confesar este pecado y recibir limpieza. (1 Juan 2:1- un versículo que examinaremos mas adelante)

Los “hechos” pecaminosos son confesados cuando son descubiertos; pero mas que esto, si entendemos la naturaleza del pecado apropiadamente también podemos descubrir que “pensamiento” o “idea” fue el que estaba relacionado con esa acción. Podemos buscar el concepto erróneo o el entendimiento incompleto que conllevo a esa acción. De esa manera, al eliminar la causa misma de la trasgresión podemos remplazar ese concepto y entendimiento erróneo con conceptos e ideas “verdaderas”, con la Verdad.

Tenemos la seguridad en Cristo de que no continuaremos en el mismo ciclo de antes, de de cometer los mismos pecados y arrepentirnos de ellos para volver a caer en el mismo error y así sucesivamente.... Más bien, entramos en un camino ascendente de arrepentimiento-arrepentimiento-arrepentimiento...rechazando y alejándonos del pecado anterior en cada paso que damos para nunca volver a estar bajo su poder.

Uno de los mas grandes malentendidos en el Cristianismo moderno, tan grande que vale la pena mencionarlo en este primer capitulo de los primeros pasos del caminar Cristiano es la manera en como Yahweh destruirá finalmente el pecado y a los pecadores.

Ya hemos leído que el pecado será destruido y finalmente será removido del universo y todo será re-creado nuevamente (Isaías 66:22-23) pero ¿Que pasa con aquellos que no serán salvos? Varios grupos Cristianos tienen ideas al respecto. Muchos creen que la
invisible y conciente “alma” del hombre es inmortal por naturaleza y que como tal nunca será destruida en un sentido definitivo, estas personas (según ellos) ven el infierno como un lugar de eterno sufrimiento donde la esencia conciente de los pecadores será quemada y sufrirá por edades incesantes en un lago de fuego .

Como estamos viendo a las doctrinas y las enseñanzas desde el punto de vista del carácter de Yahweh y estamos tratando con temas a una escala “cósmica”, dejaremos el destino individual de los pecadores para la discusión del estado de los muertos en el Capitulo 3. Esto es necesario, ya que el versículo que describe la nueva creación lee así, “Y saldrán [los redimidos], y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne.”(Isaías 66:24) Esto parece estar diciendo que los perdidos, aquí llamados “gusanos” , aunque parecen estar muertos, nunca “morirán.”

Pero al ver el plan de salvación desde una perspectiva mas global, encontramos estas cosas referentes al pecado: (Apoc 20:14)

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Yahweh de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.” (Malaquías 4:1)

“He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre á la cual se sienten.” (Isaías 47:14)

“Mas los impíos perecerán, Y los enemigos de Yahweh como la grasa de los carneros serán consumidos: se disiparán como humo.” (Salmo 37:20) Este versículo es importante porque revela que los impíos se disiparan o consumirán como “humo.” En el libro de Apocalipsis, el cual no puede entenderse apropiadamente si los lectores no se dan cuenta que este libro esta conformado mayoritariamente de citas tomadas de otros libros bíblicos anteriores a este, leemos de los perdidos, que, “Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás.” (Apoc 14:11) El humo, como un monumento conmemorativo permanece para siempre, pero los individuos mismos son “consumidos”

Mucho mas se dirá al respecto cuando discutamos sobre la naturaleza del alma, el espíritu y sobre el estado de aquellos que están muertos. Por ahora, es suficiente declarar que de acuerdo a los versículos anteriores y a otros que faltan por examinar. Los Adventistas 7mo día de la Creación creen, como creen los Adventistas en general, que el pecado y los pecadores serán aniquilados finalmente del universo y que (algunos pasajes mal entendidos) aun los versos más citados señalan esta realidad en toda la Biblia, por lo tanto no hay posibilidad de desorientar al lector objetivo:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda [Griego: apolletai –ser destruido, ser puesto finalmente fuera del camino, desvanecerse en nada] mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

Entender este aspecto del Dios a quien adoramos, y tener conocimiento de la manera como El trata aun con Sus enemigos más acérrimos es absolutamente vital para conocer quien es El.

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