jueves, 18 de junio de 2009

3.4 - El Juicio Investigador

Los fundamentos del Juicio Investigador, que surgen naturalmente al comprenderse la conexión existente entre los tipos terrenales y el cumplimiento espiritual de estos, resultan de la aplicación del patrón espiritual dado en referencia a verdades de carácter espiritual. La Biblia provee al respecto una extensa selección de Escrituras que pueden guiar al estudiante a un entendimiento mas seguro y completo sobre el asunto.

Las Escrituras que los Adventistas usan para confirmar la existencia del Juicio Investigador y hacen referencia al Santuario Celestial son: Dan 7:9-10, Dan 12:1-2, Apoc 20:12, Gen 7:10, Ezeq 9:1-6, Apoc 7:1-3, Isa 62:11, Mat 16:27, Heb 9:27, 1Tes 4:17, 1Tim 5:24, Apoc 22:11-12, Mat 25:31-34. Varios de éstos pasajes pueden entenderse claramente por si solos y otros nos llevan a una interpretación mas completa cuando los vemos de acuerdo a la luz de otros pasajes. Un breve resumen de la doctrina seria:

Yahshua el Mesías vino a la tierra y murió por los pecados de la humanidad. (1 Cor 5:7) Al hacerlo, El tomo los pecados de la humanidad consigo, (2 Cor 5:21) y ascendió al Santuario Celestial para ofrecer el Sacrificio de Si Mismo ante las Cortes Celestiales, (Jhon 20:17, Heb 10:20), para operar como nuestro Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial. (Hebreo 9:11) El ha prometido regresar para recoger Sus santos fieles de la tierra (1 Juan 14:3) antes de que la Tierra sea destruida por los fuegos de juicio y de purificación. (1 Pedro 3:10) Durante un tiempo especifico, antes de que Cristo regrese por segunda vez, los casos de todos los hombres se habrán decidido o juzgado para bien o para mal, (Apoc 22:11) porque Yahshua viene a recoger y llevarse, a las moradas celestiales, aquellos que ya han sido juzgados como fieles. (Apoc 22:12) Y aquellos que comparten el espíritu del maligno serán destruidos con el resplandor de Su venida, (2 Tes 2: 8-12; Apoc 19:20-21; 2 Tim 4:1) y estarán reservados para después del Milenio Celestial, para el juicio o retribución final.
(Apoc 20:5)

El hecho de que “los casos de todos los hombres se habrán decidido para bien o para mal” antes del advenimiento de Cristo es lo que nos lleva a la conclusión que un Juicio Investigativo esta llevándose a cabo antes del Segundo Advenimiento. Cuando el Mesías regrese a la tierra no vendrá a “juzgar” en el sentido de tomar una decisión, sino a “juzgar” en el sentido de traer la retribución o recompensa a cada uno, es decir, vendrá separar aquellos que ya han sido catalogados como ovejas y cabras (Mat 25:32,33) En cuanto a este día Yahshua declara, “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón esta conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Rev 22:12)

La heredad ya ha sido “preparada” para los santos, (1 Juan 14:2) y el lago de fuego, aunque no esta en efecto aun, esta “reservado” para el diablo, sus ángeles, y (por asociación) los pecadores rebeldes para ese tiempo. (Mat 25:41)

Leemos, “Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después.” (1 Tim 5:24) En cierto sentido, Pablo parece estar hablando sobre el Juicio de otros hombres, porque justo después el escribe, “Así también, las buenas obras se hacen patentes, y las que no lo son, no se pueden ocultar.” (vers. 25) Este principio también debe aplicarse espiritualmente porque si vuestros pecados van “antes a juicio” y son confesados y corregidos estos pecados no continuaran siendo una piedra de tropiezo para otros que estén a nuestro alrededor y serán borrados en el juicio espiritual del Cielo. (Mat 16:19, 18:18)

Este proceso de juicio, de “preparar” la recompensa y el castigo para la humanidad empezó a llevarse a cabo en el año 1844. Los adventistas han entendido y aplicado las profecías de Daniel al respecto, por mucho tiempo, particularmente el pasaje a continuación:

“Y él [el santo – literalmente el “Santo”] dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.” (Dan 8:14) Aunque Daniel no entendió la visión, (vers. 15) el ángel Gabriel se le apareció y especifico, “Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.” (Dan 8:17) Gabriel después dirige a Daniel a través de una serie de lecciones simbólicas relacionadas a la historia humana, hasta llegar a una profecía sobre un individuo, representando a Roma pagana, que se levantaría “contra el Príncipe de los príncipes.” (vers. 25)

En el capitulo 9, Gabriel aborda el tema nuevamente cuando señala el estado de Israel bajo el exilio Babilónico y después da el punto de partida de la visión diciendo, “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Dan 9:24-27)

Para hacer que el tiempo numérico asociados con este pasaje sea fácil de comprender, los Adventistas frecuentemente preparan un diagrama similar al que esta a continuación para reflejar el principio de que un “día” en una declaración simbólica o profética es equivalente a un año terrenal, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento. (Num 14:34, Ezequiel 4:6, Lucas 13:32) Entonces obtenemos el siguiente diagrama:





Es muy importante entender que ambos pasajes de Daniel 9, donde Gabriel habló, fueron proporcionados por el Ángel como la respuesta a la pregunta de “cuánto tiempo” el Santuario del Todopoderoso sería despreciado y pisoteado. (Daniel 8:13, 9:17 ) Ambos pasajes se están refiriendo al mismo conjunto de eventos; por lo tanto el punto de partida de la cronología de Daniel 9 también debe aplicarse a la misma pregunta. Los 2300 días y las “setenta semanas” tienen el mismo punto de partida, no solo porque se está respondiendo la pregunta sino también porque Gabriel específicamente indica que las setenta semanas están “determinadas” (literalmente, “cortadas”) de la cronología entera de los 2300 días

Es decir, de los 2300 días setenta semanas le fueron dadas a los Hebreos “para que terminaran la prevaricación y pusieran fin al pecado y expiaran la iniquidad, para traer la justicia perdurable y sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos “. Desafortunadamente, los hebreos no hicieron ninguna de estas cosas y ciertamente “no ungieron” al Santo de los santos por su irrespeto al Santuario físico al no confesar y arrepentirse de los pecados de la nación y por su irrespeto y desprecio hacia el Mesías Príncipe, el “Ungido”, cuando apareció entre ellos. (1 Juan 1:11) Debido a esto el Mesías, que apareció en la ultima (69ava) semana, (Dan 9:25) fue “quitado” [muerto], mas no por sí” (Dan 9:26) y al ocurrir esto, un poco después, hizo “cesar el sacrificio y la ofrenda,” (vers. 27) y declaro la Casa de Israel “desolada” para siempre, hasta el fin.(Mat 23:38)

Tres años y medio (3 ½) después de la cruz el Evangelio fue oficialmente dado a los Gentiles, mas que todo por los esfuerzos de Pedro y Pablo, (Hechos 10; 13:46, Efe 3:1) trayendo un Reino de Justicia que ya no era de carácter nacional sino global. Este fue el fin del tiempo de gracia determinado para la Nación Israelita como los únicos guardianes del conocimiento de Yahweh. Individuos de todas las naciones fueron aceptados por medio de Jesucristo. (Apoc 14:6)

Setenta semanas son cuatrocientos noventa días profeticos y si se substraen del total de los 2300 días nos deja un remanente de 1,810 días (años en la Tierra). Sumar 1810 días (años) a partir del 34 D.C. nos lleva a 1844. En este tiempo fue predicho que el Santuario “seria purificado” (Daniel 8:14). De acuerdo a los Mileritas, los seguidores de un ministro Bautista llamado William (Guillermo) Miler, la purificación del Santuario fue relacionado con el Advenimiento de Cristo porque los Mileritas creían que la tierra era el Santuario de Yahweh. Sin embargo, bíblicamente esto no es correcto. Leemos, “Edificó Su Santuario sobre las alturas, como la tierra que cimentó para siempre.” (Salmo 78:69) “Porque miró desde lo alto de su santuario; Yahweh miró desde los cielos a la tierra.” (Salmo 102:19)

Dos cosas se revelan inmediatamente en estos pasajes. Primero, la tierra es como el Santuario en el sentido de que tiene ciertas características en común con el Verdadero; pero no son idénticos. En segundo lugar, según el paralelismo del salmo hebreo, la frase “la altura de Su Santuario” esta en aposición con la palabra “Cielo” dando a entender que el Santuario de Yahweh es una construcción de carácter espiritual y no terrenal. Como no se entendió completamente este punto clave de la enseñanza bíblica los Mileritas experimentaron lo que llego a conocerse como “El Gran Chasco.” Cuando el Mesías no vino.

Algunos, los que estaban seguros que el claro esquema matemático de interpretación estaba correcto de acuerdo a los indicaciones bíblicas, continuaron escudriñando las Escrituras con el propósito de entender el significado de la visión dada a Daniel y explicada por el ángel Gabriel. De estos estudiantes remanentes de la profecía surgieron los primeros Adventistas del Séptimo Día.

Una de las doctrinas peculiares de este nuevo movimiento fue el entendimiento de que el Santuario es un lugar espiritual, como se describió en la sección anterior, y que la “purificación del Santuario” fue el inicio de la obra final de Expiación, como esta descrita en Levíticos 16. Yahshua, como el Sumo Sacerdote, estaba haciendo “expiación por el santuario santo y el tabernáculo de reunión; también expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación.” (Lev 16:33)

La palabra “expiación” es la palabra hebrea “kaphar”, y significa “una reconciliación, una purgación .” El resultado de esta purga era un estado de limpieza y purificación, como se menciona en el rito de la mujer posterior al parto, “[ella] traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; y él los ofrecerá delante de Yahweh, y hará “kaphar” por ella, y será limpia del flujo de su sangre. (Lev 12:6-7)


Una “mujer,” o una Iglesia, (Jer 6: 2) que experimenta este proceso de limpieza es declarada limpia. Sus pecados son borrados del simbólico Libro de la Vida que se menciona en las Escrituras. Los nombres pueden borrarse del Libro si hay pecados registrados contra el individuo, (Ex 32:33) y los tales son destruidos en el juicio final. (Apoc 20:15) Por otro lado, aquellos que tienen sus pecados “limpiados” retienen sus nombres en el Libro de la Vida y de los tales esta escrito, “No entrará en ella [en la Nueva Jerusalén] ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” (Apoc 21:27, ver Daniel 12:1) Cuando “los Libros” son abiertos, (Dan 7:10), Apoc 20:12) se retendrán los nombres de algunos mientras que los nombres de otros son borrados al seguir reteniendo los pecados en el Libro. El Juicio Investigativo es simplemente un medio que la Biblia emplea para describir el inicio este proceso y poner todo en orden.

El versículo de Levítico 16 , que se relaciona a la “expiación” en el Santuario, es el único pasaje similar al de Daniel en toda la Escritura. Este versículo emplea una palabra para esa ceremonia, la ultima purificación de los pecados de Israel y significa “purgar,” un evento resultante del estado de limpieza.. Los Adventistas concluyeron que el purgamiento de este Santuario, representado por la “purificación del Santuario”, proféticamente comenzaría en 1844 y era el proceso de expiación justo antes del regreso de Cristo, una obra de juicio descrita en Levítico “para que estemos limpios de todos nuestros pecados delante de Yahweh.” (Lev 16:30) una solemne investigación en la que “aflijamos nuestras almas,” (Lev 23:27) indicando una seria contemplación y consideración de los eventos que están tomando lugar (ocurriendo) actualmente. Esta es la única conclusión posible si permitimos que la Escritura interprete sus propios términos y por lo tanto se interprete a si misma – porque no hay otro manera de purificación y limpieza mencionada en la Escritura con respecto al Santuario sino la de este ritual en particular.

Ahora, algunos han refutado este entendimiento y dicen, “ el Sumo Sacerdote solo entraba al lugar Santísimo del Santuario terrenal con el objetivo de purificarlo una vez al año. ¿Y si nosotros vamos a entrar al ‘lugar Santísimo’ por la sangre de Jesús, en una nueva manera de vivir, la cual El ha consagrado para nosotros através del velo, es decir Su carne,” ( en Su muerte y resurrección) porque dicen que Cristo entro en el lugar Santísimo en 1844?

Esta es una objeción importante y debe ser contestada. El asunto, como sucede con muchos eventos Bíblicos, consiste en el orden.

Al leer el relato del sacerdocio Levítico encontramos ciertamente que el Sumo Sacerdote (quien fue representado por Moisés antes de que su hermano fuera consagrado oficialmente) tenia que preparar primero el santuario, (inaugurarlo por decirlo así) incluyendo los accesorios del Lugar Santísimo por medio de una unción. (Lev 8:10-12) Después empezaría la ministración en el Lugar Santísimo y el sacerdote oficiante no entraría de nuevo en el Lugar Santísimo excepto al cumplirse el año, para la purificación anual. Levíticos señala que el lugar Santísimo fue ungido con aceite, pero el Libro de Hebreos indica que sus instrumentos y accesorios también fueron rociados con sangre como manera de preparación. (Heb 9:21)

Por lo tanto, esta bien dicho decir que “por Su propia sangre El entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención para nosotros.” La frase “una vez para siempre” no debe usarse para dar a entender que El no entraría de nuevo a este lugar sino que Yahshua entraría a este lugar con una ofrenda completa. El entro con un sacrificio completo “a la vez,” de acuerdo a la connotación de la palabra griega que indica algo opuesto al derramamiento diario y continúo de nueva sangre (vers. 13-14) Un factor adicional es que desde la perspectiva de la tierra el Cielo es el “Lugar Santísimo.” Pero visto desde la perspectiva de alguien que esta en el Cielo, donde Cristo ha estado desde Su ascensión, el Lugar Santísimo es la Gloria que mora en el corazón del “Templo del Tabernáculo del Testimonio en el Cielo.”(Apoc 15:5) ¿Puede demostrarse esta posición con las Escrituras? Claro que si.

El autor de Hebreos esta usando todo el Cielo para referirse al lugar donde Cristo entro después de Su resurrección. Leemos del “mejor convenio,” (Heb 8:6) “y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por Su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Heb 9:12) Pablo esta hablando aquí del lugar “Santísimo,” que Hebreos 9: 7 se refiere al “segundo tabernáculo,” [erróneamente traducido como segunda parte en la versión Reina Valera 1960. Nota: “Primera parte” en Hebreos 9:6 es Primer Tabernáculo, en griego] que esta dentro del primero (el Cielo) y en el que el Sumo Sacerdote entraba “una vez al año.” Pero Pablo también esta hablando del Cielo como un “lugar santo o santísimo (depende de las versiones) desde la perspectiva de los seres humanos. Leemos aquí, mientras Hebreos continua la discusión: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.” (vers. 24)

En la expresión enfática “cielo mismo,” el autor de hebreos muestra su énfasis – no para referirse a la ministración dentro del Cielo sino al hecho de que el Mesías se ha presentado El mismo ante el Todopoderoso de una vez y con una completa misión para interceder a favor de la humanidad. Aun así el mismo Libro de Hebreos declara que Cristo en ese momento entro en algo semejante a la ministración diaria que se efectuaba en el primer compartimiento del Tabernáculo. Leemos que al Yahshua convertirse en el Sumo Sacerdote, “[El] también puede salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.[...] que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.” (Heb 7:25,27)

A pesar del enfoque especifico, defendido por el autor de la Epístola a los Hebreos, encontramos que el Lugar Santísimo tenia que ser preparado antes para iniciarse su servicio. El hecho de que todo el Cielo es “más santo” desde una perspectiva terrenal no revela ninguna inconsistencia. Cristo entro ciertamente al “Lugar Santísimo” para la inauguración de Su Sacerdocio; pero inmediatamente después empezó a ministrar en el Lugar Santo, el “Cielo” en general (que es “más santo” que la tierra) hasta 1844 cuando el anti-tipo del Día de la Expiación se cumplió.

¡Note que también existe una diferencia entre la expiación y el sacrificio! Algunos estudiantes de la Biblia han abandonado el Adventismo debido a la falta de entendimiento sobre este tema. Cristo no ofrece un sacrificio diario en favor de los pecadores; esto El ya lo hizo una sola vez en la cruz. Sin embargo, a pesar de esto, El “vive para siempre” para hacer intercesión para la raza humana por virtud de este único y máximo sacrificio. En otras palabras, Yahshua esta desempeñando el rol de Sumo Sacerdote sin la necesidad de un continuo sacrificio – pero la expiación se describe como un proceso y no como un evento, desde la perspectiva de los humanos que están experimentando sus efectos.

Desde la perspectiva de la tierra, Cristo entro en la presencia de Dios después de Su Ascensión al Cielo, el “lugar mas santo,” sin embargo una vez que El emprendió la obra de expiación diaria, (la cual toma lugar en el lugar santo, y no en el lugar Santísimo del Tabernáculo) por la que El “vive para siempre” pero que terminaría antes de Su Segundo Advenimiento para recoger Sus santos. La obra de expiación final solo puede entenderse cuando contemplamos la ultima purificación descrita en el Santuario terrenal, el cual es sombra y representación del Santuario Celestial, y este tema no se menciona en absoluto por el autor de Hebreos, que estaba enfocándose particularmente con la expiación actual, las actividades que el Mesías esta desempeñando en el Cielo.

Desde 1844, el tiempo predicho por el profeta Daniel, Yahshua ha estado activamente preparándose para Su regreso, diciendo a Sus sirvientes “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apoc 22:12) Este proceso es tan importante para nosotros hoy, que sabemos y revelamos lo que Yahshua esta haciendo para cumplir este evento, (en Lugar Santísimo) como lo fue para el autor de Hebreos el saber y declarar que en sus días el Mesías estaba ministrando (en el Lugar Santo).

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